martes, 5 de marzo de 2013

Los 7 pecados capitales del consumo excesivo de energía.


La energía más barata es la que no se consume. Recordar esta máxima nos puede servir para tener presentes y aplicar estos sencillos consejos en cuanto al comportamiento cotidiano con relación al ahorro energético. Más allá podremos optar por renovar nuestras instalaciones, sustituyéndolas por energías más eficientes y baratas, y por supuesto renovables, pero mientras tanto, o además de esto, podemos tener presentes y aplicar, las pautas que a continuación se exponen y que contrarrestan los siete pecados capitales que solemos cometer diariamente.

  1. No aprovechar la luz solar

Las ventanas, persianas, contraventanas, postigos y cortinas existen para ser utilizados correctamente, debemos ser conscientes de cuándo deben estar abiertas y cuando cerradas. La luz natural aporta luminosidad a nuestra casa, pero también aporta el calor que proporcina el sol. Así pues, durante las horas de asoleo, si tenemos levandadas las persianas y abiertas las cortinas, el sol, por sí mismo elevará la temperatura de la casa. Sin embargo, cerrar las cortinas y las persianas, proporcionan un aislamiento extra en los huecos de la casa, ayudando a mantener la temperatura correcta.
Al tiempo debemos pensar en usar la iluminación artificial correctamente, siguiendo esta norma, utilizaremos la luz eléctrica en su justa medida, proporcionando esta norma ahorro tanto en calefacción como en iluminación. En este sentido, es bueno recordar, que la luz indirecta aplicada a la zona en la que se necesita, es mejor que la luz directa. Debemos apagar las luces de techo cuando usemos una lámpara de mesita de noche, de salón o de despacho.


  1. No usar la adecuada temperatura


Los termostatos de los aparatos de climatización tienen un rango muy elevado, pero así como 120 km/h es una velocidad suficiente para hacer cualquier viaje en nuestro coche, 21ºC es una temperatura suficiente para obtener una sensación de confort, cada vez que accionemos el termostato de nuestra calefacción, hemos de pensar que cada grado que aumentamos aumenta el consumo en un 7% aproximadamente. En invierno por la noche 15ºC son suficientes para dormir, usando mantas o un edredón. También cuando hay muchas personas en la casa, por ejemplo en una reunión, no es necesario que sea tan alta. En verano, no hay porqué bajar la temperatura de 27ºC, siendo extrapolable todo lo expresado para el invierno.

Al igual que usamos mantas y edredones para dormir, también es conveniente usar la ropa adecuada. A veces en invierno, basta con usar una sudadera o un gorro para evitar mantener una temperatura sin necesidad de utilizar la calefacción.

Cuando tengamos que usar la calefacción, debemos recordar que es mejor dejarla encendida a una temperatura baja, ya que es mejor elevar la temperatura unos cuantos grados que arrancar el equipo de climatización, caldera, bomba de calor, condensadora, etc., cada vez, en cuanto al consumo excesivo que esto supone.

Por otro lado, es conveniente apagar los equipos de climatización en las habitaciones que no se usen, manteniento éstas cerradas.



  1. No mantener las instalaciones



Es importante, tanto saber usar las instalaciones de climatización como su mantenimiento. En el caso de radiadores, el hecho de que haya aire en el circuito de la calefacción hace que los éstos no calienten como es debido. Es por tanto muy conveniente efectuar el purgado a principio de cada temporada, y conveniente cada vez que oigamos ruido al encender la calefacción.

Es necesario revisasr los equipos, limpiar los filtros de aire, revisar las calderas, y también saber reemplazar los equipos obsoletos por otros nuevos.

Los radiadores debe estar colocados estratégicamente siendo el mejor lugar bajo las ventanas ya que esta colocación favorece la difusión del aire, no obstruyendo el camino de la difusión del aire con muebles u otros objetos para aprovechar al máximo su efectividad.



  1. Abusar del agua caliente



Debemos desterrar la costumbre del baño y usar siempre la ducha, esta costumbre, además de ser más efectiva desde el punto de vista higiénico, lo es sin duda desde el punto de vista del ahorro energético. Además, debemos acostumbrarnos a estar bajo el agua sólo el tiempo necesario.
Además, debemos pensar cada vez que usamos agua caliente si es realmente necesario hacerlo, como por ejemplo al fregar el suelo, al afeitarnos, al lavarnos los dientes, etc. En los grifos monomandos debemos cerciorarnos de que el mando está en el lado derecho, es decir, el lado del agua fría antes de accionarlo, ya que, aunque nos demos cuenta y lo pasemos a su posición correcta, el tiempo que está hacia el lado del agua caliente también consume energía aunque no caliente el agua.



  1. No aprovechar todo el calor en planchas y fogones


En la cocina cuando cocinamos en el horno o cuando planchamos la ropa, generamos un calor extra que normalmente notamos cuando tenemos que dejar enfriar el aparato de que se trate. Esto lo debemos tener en cuenta para compensar este calor con el uso de los aparatos de calefacción, cuyo termostato podremos bajar algún grado. También es conveniente saber aprovechar el calor residual de los aparatos en lugar de dejar que se disipe sin producir beneficio.

En la cocinas de gas, la llama debe estar bien ajustada a la base de las sartenes y cacerolas, ya que si no ajusta por defecto el gas deberá estar abierto más tiempo del necesario, puesto que se desperdicia calor, y si está demasiado próxima no sólo podemos quemar el recipiente de cocinar, sino que además de derrocha energía, puesto que el exceso de gas no calienta.



  1. No ventilar

Es esta una norma fundamental. Normalmente bastan 5 ó 10 minutos diariamente para ventilar una estancia correctamente, pero esto hemos de hacerlo antes de encender la calefacción. Lo correcto es ventilar y luego encender los aparatos de calefacción. Intentar calentar un aire sin ventilar, es decir, cargado de humedad, es infinitamente más costoso que hacerlo con una aire limpio y seco. Esta constumbre evitará también las humedades de condensación, con todos sus efectos perniciosos


  1. No aislar




Por último, debemos recordar que el uso de la vivienda no puede mejorar el aislamiento que debe estar incorporado en su construcción, pero sí podemos mejorar el ajuste de puertas y ventanas mediante burletes de goma, así como sustituir y reparar los cierres en mal estado. Estos pequeños detalles evitarán que por las rendijas de los huecos se escape la energía, frío o calor, que con tanto cuidado hemos conseguido aquilatar con los consejos anteriores.


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